Varios países árabes, liderados por Arabia Saudí, rompieron este lunes sus relaciones diplomáticas con Catar, frecuentemente acusado de laxismo en la lucha contra la financiación del terrorismo, acusaciones que refuta este pequeño y rico emirato del Golfo.
A continuación, algunos elementos que relacionan a Catar con el terrorismo.
Apoyo a islamistas
Desde la emergencia de Catar en los escenarios regional e internacional a fines de los años 90, el rico emirato gasífero, aliado de Estados Unidos, ha alentado el desarrollo de movimientos islamistas, que apoyó directa o indirectamente en los países donde tuvo lugar la Primavera Árabe.
Catar es considerado uno de los principales financiadores de los Hermanos Musulmanes en Egipto y de grupos afines a esta cofradía en los países vecinos, en especial Siria, Libia y Túnez.
Catar fue uno de los principales apoyos del expresidente islamista egipcio Mohamed Mursi, miembro de los Hermanos Musulmanes, derrocado en 2013 por el exjefe de las fuerzas armadas y actual presidente egipcio, Abdel Fatah al-Sisi. Desde entonces ambos países mantienen relaciones muy tensas.
Luego, bajo la presión de otras monarquías del Golfo, Catar ha atemperado las críticas contra Sisi.
Catar acoge a dirigentes de primer plano de los Hermanos Musulmanes, cofradía calificada de "terrorista" por Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos, como es el caso de Yusef al-Qaradaui, considerado uno de sus jefes espirituales.
El exdirigente del movimiento islamista Hamas palestino, Jaled Mechaal, también se encuentra en Catar. Además, los talibanes afganos tienen allí una oficina.
Financiar el terrorismo
Catar es acusado regularmente de cierto laxismo en la lucha contra la financiación a través de fondos privados de organizaciones "terroristas", acusaciones que rechaza con firmeza.
En 2010, una nota diplomática estadounidense, revelada por Wikileaks, calificó a Catar como el "peor en la región" en lo referente a la cooperación con Washington para cortar la financiación de grupos extremistas.
Tras el atentado contra el semanario satírico Charlie Hebdo, en París en enero de 2015, varios responsables políticos franceses acusaron a Catar de connivencia.
Nuevas sospechas llegaron esta vez de Estados Unidos en 2016: un alto responsable del Tesoro norteamericano afirmó que Catar, como Kuwait, "carece aún de voluntad política necesaria y de la capacidad para aplicar sus leyes contra la financiación de organizaciones terroristas".
Sin embargo, días más tarde Estados Unidos elogió sus "esfuerzos positivos" para cortar la financiación a yihadistas y luchar contra el grupo Estado Islámico (EI).
Al-Jazeera, controvertido portavoz
La cadena de televisión al-Jazeera, fundada hace más de 20 años por el gobierno de Catar, tiene unas 80 oficinas en todo el mundo y emite en varios idiomas. Fue considerada la caja de resonancia de los movimientos de la Primavera Árabe.
Pero sus detractores consideran su línea editorial demasiado favorable a los islamistas y ven en ella un instrumento a favor de la diplomacia de Catar.
En 2014, tres de sus periodistas en Egipto fueron condenados a severas penas por haber "falsificado informaciones" de apoyo a los partidarios del presidente islamista Mursi.
En abril de 2016, las autoridades iraquíes cerraron la oficina de al-Jazeera en Bagdad a causa de una cobertura considerada favorable al grupo yihadista sunita EI, y hostil a la mayoría chiita del país.
En el pasado, la cadena ya tuvo problemas con los regímenes árabes, a los que irritaba por una cobertura considerada impertinente o sesgada. Washington la presentó como un portavoz de los grupos extremistas. Sobre todo, porque el antiguo jefe de al-Qaeda, Osama bin Laden, le reservaba a al-Jazeera lo esencial de sus mensajes.